Capítulo 18: Allá donde estés
-¿A dónde ha ido? –preguntó mirando los bellos ojos de
Tintin, que era quien le daba la noticia.
La princesa tardó un momento en contestar, cruzó el pasillo
esperando que él la siguiera; hasta dar con un sillón granate, junto al
ventanal con vistas al jardín. Ella se sentó, él estaba demasiado exaltado para
hacerlo.
Mientras la veía tomar un sorbo del té que reposaba en la
pequeña mesa situada entre los dos, Tintin ladeó la cabeza en un gesto de
consideración mientras lo analizaba. Ese gesto debía de venir de familia, pensó
Neji, al recordar la forma en que su mujer lo repasaba con la mirada durante el
momento previo a una discusión. Habría sonreído de no estar tan intranquilo.
-Antes de que me decida a contestarte me gustaría
preguntarte algo. –aclaró ella.
-¿Si?
-Si Tenten se niega a volver contigo, ¿realmente pretendes
pedirle al Consejo que la obligue a volver?
-Princesa, a veces creo que ni siquiera el Consejo de
ancianos podría conseguir que mi mujer hiciera algo que no quiere hacer-dijo
con ironía.
Tintin no parecía satisfecha. En cambio, continuó mirándolo
como a un bicho raro. Él aspiró profundamente y dejó escapar el aire con
lentitud, tratando de pensar cómo contestarle, cuando no sabía cuál era la
respuesta. Finalmente dio a Tintin la contestación más honesta y directa que
pudo.
-Me niego a aceptar la posibilidad de que ella no vuelva
conmigo, me niego rotundamente.
-y ¿durante cuánto
tiempo más piensas seguir negándote?
Él apretó la mandíbula y afirmó:
-Hasta que ella también lo vea así y descarte esa opción.
-Esos es mucho tiempo –cogió la cucharilla de plata de la
taza y la introdujo en el azucarero.
-Sí. –concluyó, con los labios apretados. No podía
discutirle el punto.
-El amor no es la base de tu determinación para conseguir a
Tenten.
¿Acaso era una acusación, una condena? Antes de que pudiera
decidirlo, ella bebió otro sorbo de té y dijo:
-Tenten está en Sharo.
La repentina capitulación lo sorprendió y, aunque no intentó
demostrarlo, ella lo notó.
-No lo esperabas, ¿no?
-No, princesa, no lo esperaba.
Sharo era el lugar de descanso predilecto de su esposa. No
estaba muy lejos del país de la Nieve, pero tampoco precisamente a la vuelta de
la esquina. Cuando salían juntos, después de semanas en las que Tenten se
esforzaba particularmente con los asuntos de estado, después de largos
periodos de encierro en un despacho o simplemente
porque necesitaba un respiro, se “escaqueaba” a Sharo.
La pequeña aldea se situaba junto al afluente de un río que
proporcionaba el 40% del agua potable de la villa contigua. Eran pocas las
veces que lo había visitado, y siempre por insistencia de Tenten.
Allí, los días parecían durar más…al igual que las noches.
Los cipreses acaparaban cada campo en quilómetros en la redonda; y al
anochecer, una variedad muy particular
de jazmín florecía. La misma esencia que le encantaba utilizar a su
mujer.
Verdaderamente, Sharo,
era un humilde paraíso. Y probablemente
el único lugar en el mundo en el que los sueños, al menos los suyos, se
hicieron realidad…aún si fueron por poco tiempo. Si fuese a morir mañana, Sharo
sería la clase de lugar en el que me gustaría tomar el descanso eterno.
No era de extrañar que Tenten se escaquease allí siempre que
podía. Pero lo era el que se marchase precisamente ahora.
**********```````````````*************``````````
2 comentarios:
¡¡Ya quiero leer la continuación!!♡😭💕😍 En serio, estoy a borde de la locura:'(
¡¡Ya quiero leer la continuación!!♡😭💕😍 En serio, estoy a borde de la locura:'(
Publicar un comentario