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sábado, 13 de abril de 2013

Fanfis Orilla de lágrimas: Neji-Ten



Capítulo 12: el dolor se vende en frascos de cristal (1ª parte)

Tenten se contempló en el espejo de cuerpo entero del vestidor, pero no vio ni su reflejo ni el kimono color cereza y cobre que pretendía llevar para las reuniones con el consejo. Todo lo que podía ver era la sonrisa irónica de su marido, un hombre realmente infame, que utilizaba todo tipo de trucos y trampas en los que, como bien había dicho, ella siempre caía. Tendría que vigilar mejor sus pasos en el futuro, pues, aunque solía cuidar bien de sí misma, él era bueno engañándola.

También era bueno en otras cosas. Se llevó los dedos a la boca, sintiendo la deliciosa calidez de su beso una y otra vez, aunque recordó que besaba bien porque había practicado mucho. Sin embargo, ese recuerdo verdadero y doloroso no le ayudó; tan sólo la hizo sentirse más incapaz y herida.

¿Qué había ocurrido el día anterior? Cerró los ojos, pensando en esos momentos robados en el museo, y supo la respuesta. Había perdido la cabeza, como si fuera aquella jovencita inocente de hacía siete años.
Había pasado mucho tiempo desde que Neji la había tocado de aquella manera, pero el tiempo no había transformado su respuesta. Los años no habían afianzado suficientemente su orgullo como para eliminar la excitación que le producían sus manos y su boca.

Se rodeó el cuerpo con los brazos y abrió los ojos. Mirando su imagen en el espejo, observó toda la confusión y la lástima que le devolvía, y no entendió ni su mente ni su propio corazón. ¿Qué era lo que estaba haciendo mal? El orgullo la había conservado a pesar de su corazón roto, la había mantenido con la cabeza bien alta cuando había tenido que enfrentarse a otras mujeres, la había ayudado a fingir ante él y el mundo que no le importaba lo que hiciera, había podido encontrar satisfacción en su trabajo y en las buenas amistades (es decir; en las pocas que tenía).

¿Dónde había quedado ese orgullo el día anterior?

Volvería a hacerle daño si ella se lo permitía, volvería a hacerlo. Los trucos de llevarla por corredores vacíos y robarle besos podían resultar poco dolorosos, pero sabía que podía mentir con el corazón, mirándola a los ojos, sobre las cosas que más importaban, y ella siempre quería creerlo. Eso es lo que la asustaba, lo fácil que era creerlo.

“¿Me amas?”

“Si, te adoro.”

Alguien corriendo por el pasillo interrumpió sus pensamientos, Lila entró en el vestidor con un vestido rosa y diversos rollos en azul apagado. El rosa era un color que Tenten nunca se pondría pero que siempre había favorecido increíblemente a su prima. Le daba un rubor natural en las mejillas y hacía parecer su piel mucho más delicada de lo que ya de por sí era. Viéndola así cualquiera diría que el tiempo no había pasado, que aún podían jugar a probarse vestiditos con las muñecas y correr por los pasillos mientras nuestra niñera de turno se dejaba la voz berreando tras nuestra mientras gritaba “¡sus majestades, compórtense!”….pero el tiempo sí pasaba. La vida no siempre nos trata como merecemos, sino que me lo digan a mí, pero eso es algo que escapa a nuestro control. Ya tan solo puedo seguir adelante vigilando los errores pasados, no me queda otra.

Después de dejar los rollos sobre la primera superficie plana que atisbó, Lila se giró en mi dirección.

    ¿y bien? –Preguntó, alisando las capas de su vestido- ¿Qué opinas?

    “Creo que estoy perdiendo la cabeza.”

Con un esfuerzo, Tenten apartó de su mente la visita al museo de la tarde anterior. No importaba perder la cabeza mientras no dejara que le robase el corazón. Se volvió hacia su prima, aliviada por la distracción, y sonrió.

 -  Creo que estás adorable como siempre.

 -¿Sólo adorable? –Lila hizo un mohín riendo,-¿No querrías decir magnífica?

 -Está bien, está bien; estás grandiosa, fabulosa, estupenda, extraordinaria...¿sigo agrandando tu ego o me dejarás tomar aire para respirar?

 -Mucho mejor. Me conformaré por el momento, ya te pediré que lo repitas la noche de la fiesta. Y ahora… ¿qué me dices del vestido?

  Y ahí fue cuando la princesa no pudo evitar devolverle la sonrisa.

-Eres un peligro, ¿lo sabías? ¿Gaara conoce esa faceta tan egocéntrica tuya?

-¿Por qué te crees que le gusto?

-¿Cómo no se me ocurrió antes? Desde luego no será por esa cosa rara que llevas en el pelo.

-Ja,ja muy graciosa, pues para que lo sepas, se tarda más de tres horas para hacer este recogido y es la última moda.

-Será la última moda pero te tapa media cara, si quieres llevar un recogido que te hagan uno mucho más simple. Hazme caso.

Lila se miró en el mismo espejo que Tenten observaba minutos antes de que su prima apareciese, Lila era casi diez centímetros más baja que ella, lo contrario a cuando eran niñas, ¿irónico, eh? Pero ahora que caía, ¿no había mencionado algo de una fiesta?

-Puede que tengas razón, pero entonces tendré que llevar una diadema….y ya sabes que siempre pierdo los adornos….-resopló y dio un paso hacia atrás recogiendo de una mesa los pequeños rollos de tela que antes llevaba consigo- tienes una suerte Tenten, a ti te quedan bien todos los peinados.

 Aquellos momentos apasionados en el museo volvieron a pasar por su mente y Tenten recordó con soberana claridad cómo su marido le quitaba los pasadores del cabello y jugaba con él. Sintió que sus mejillas ardían con el mortificante recuerdo. No estaba segura de querer que todos los peinados le sentasen bien, no quería que nada le sentase bien, era demasiado peligroso. El único peinado que a Neji no le gustaba especialmente era verla con moñitos, por eso casi siempre los llevaba.

-Antes hablabas de una fiesta….

-¡Ah, sí!, a Naruto también le llegó la invitación para el cumpleaños de Ino; y como puede llevar a alguien más, lo convencí para que me dejase acompañarlo.

-¿Dejar acompañarlo? Mejor dime con qué lo chantajeaste.

- ¿Yo? ¿Me crees capaz de ello?

-Si- dijo sin dudar.

-Vaaaale, pero no lo chantajeé, lo soborné que es muy distinto.

-No me digas más ¡ramen!

-Vaya vaya, así que por lo visto tú también lo sobornas ¿eh?

-No estábamos hablando de eso.

-¿Ah, no?-dijo  Lila con una mirada totalmente inocente.

-No. La fiesta

-¡Ah, si…la fiesta! ¿Te he contado que mi hermana va a venir?

-¿Tintin? ¿Cuándo?

Tintin y ella tenían la misma edad, 24 primaveras, pero era la persona con más carácter que conocía, y la que decía más sátiras también. Si Tintin se dejaba ver por la fiesta de la Yamanaka, sin duda no podía ser aburrida, ya se encargaría su prima de ello.

 Bueno, bueno, puede que después de todo, el cumpleaños de Ino no fuese un evento tan molesto como en un principio…las cosas comenzaban a animarse.

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