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domingo, 31 de octubre de 2010

Actu 16ª: Noche de Halloween



Como dice el título, la actu de esta semana se hizo a esta hora por motivo de la lluvia que esá cayendo en Santiago. Tuve que salir antes de casa y no pude subirla antes. Y dicho sea de paso, como me encuentro en estado baguitis, off;  en vez de hacerla toda de una, la divido en partes. Hoy lo joins y mañana el resto. ¿Motivos?

1) que estoy demasiado agotada para permanecer despierta. Así como a la espera al subir todos los capítulos a mediafire y ordenarlos por carpetitas.

2) que todavía no he cenado y estoy que muerdo.

3) que después de dormir un par de horas, espero para esta noche que mi cuerpo tenga un poco de marcha...^_* (llevo un tiempo en sequía y ya hay necesidad...jajaja,).

Así que sí, es lo que hay. Para hoy only joints. A saber:

-Youth Gone Wild 5 (con TSG)

-Perfect Couple cap.s 4 del vol.1  y 5 del vol.2 (con GF y TSG)

Buenas noches y que soñéis con pesadillas.

martes, 26 de octubre de 2010

Noticias curiosas

Lee esto y esto.

sábado, 14 de agosto de 2010

Youtube

Hoy vengo a promocionar la web abierta por mi hermana Any en su fanatismos por la música asiática. Todos, absolutamente, son traducidos y editados por ella. Así que pude ver de cerca todo el proceso que conlleva. No me digáis cómo lo hace porque tiene más programas descargados para ello de los que pueda recordar. Si os entra curiosidad pasaos por: Aquí

jueves, 24 de junio de 2010

El patito feo de Nancy Madore


El patito feo

Érase una vez una familia que tenía cinco hijas. Las cuatro hijas mayores eran excepcionalmente bellas, pero la más joven era, en cambio, poco agraciada, con huesos largos y facciones más bien imperfectas. Por ello, sus hermanas le tomaban el pelo continuamente e incluso sus padres hacían poco por disimular su desaprobación, lamentando abiertamente haber tenido tal hija y preguntándose qué iban a hacer con ella.

Todos la criticaban sin descanso, diciendo cosas como: «Si comieses un poquito menos a lo mejor parecerías más fina». Aunque no comía más que las otras. O «si te pusieras limón en el pelo no tendría ese color tan soso».

En realidad, la desafortunada niña se iba a la cama con hambre y se ponía litros de limón en el pelo, pero nada parecía funcionar. Siempre le encontraban alguna falta.

La gente del pueblo no era diferente de su familia. Se metían con ella y la criticaban sin compasión. Por fin, acabaron por llamarla «el patito feo».

Según pasaba el tiempo, las cuatro hermanas mayores se hacían cada vez más guapas. Y cuanto más guapas eran, más arrogantes e insensibles. Pero el patito feo se volvió más generosa y buena cada día y, a pesar de que seguían metiéndose con ella, todas las hermanas preferían su compañía a la de las demás.

Las chicas pronto se convirtieron en mujeres.

La mayor de las cinco era bellísima y pensó: «¿Para qué voy a seguir estudiando si puedo ganarme la vida dejando que los hombres admiren mi belleza?».

Porque en esos días las mujeres podían ganar enormes sumas de dinero por mostrar abierta y explícitamente su belleza a hombres que valoraban a las mujeres sólo por eso. De modo que la hija mayor se marchó de casa teniendo como única arma su belleza.

La segunda hermana también era muy bella y pensó: «¿Para qué voy a esforzarme si los hombres me encuentran tan atractiva que están dispuestos a hacer cualquier cosa por mí?».

De modo que se marchó de casa, pensando que iba a ganar una fortuna gracias a la generosidad de sus admiradores masculinos.

La tercera hermana nunca tuvo oportunidad de formular un plan porque intervino el destino y se casó con el joven cuyo hijo estaba esperando.

La cuarta pensó: «¿Para qué quiero a los hombres cuando soy más bella que todas mis hermanas juntas?». Y decidió hacer una fortuna mayor que las demás sin tener que humillarse ante los hombres. Con mucha confianza en su belleza, decidió que lo suyo era dedicarse a algo reservado exclusivamente a las mujeres más guapas: ser modelo profesional.

La hermana pequeña, el patito feo, sabía que ella no podría ganarse la vida con su cara bonita, de modo que decidió proseguir con su educación. Se marchó de casa y se matriculó en una universidad lejos de los prejuicios de su pueblo. Tuvo la gran suerte de alquilar una casita cerca del campus y empezó una nueva vida.

Por supuesto, nuestro patito feo se lanzó a la vida académica como… pato en el agua. Disfrutaba inmensamente de sus estudios y la gente con la que se relacionaba jamás se fijaba en su aspecto físico porque valoraban otras cualidades que poseía.

Sin los constantes recordatorios sobre su falta de belleza, pronto empezó a tener confianza en sí misma y se sintió más feliz que nunca en toda su vida.

Una tarde de primavera, mientras el patito feo descansaba a la sombra de un árbol en su pequeño jardín leyendo un libro, apareció una sombra sobre ella. Y cuando levantó la mirada, se encontró con la criatura más hermosa que había visto jamás.

Era un hombre bien formado, moreno, de ojos azules… y le estaba sonriendo. Pensando que era una aparición, quizá un personaje de la novela romántica que estaba leyendo, al principio lo miró sin decir nada. Viendo su cara de sorpresa, el joven le habló en tono amistoso para explicar que pasaba por allí en dirección a un lago cercano para darse un baño. ¡Y, aparentemente, la única manera de llegar al lago era metiéndose en su casa!

El patito feo reconoció al joven como uno de los estudiantes de la facultad y, encantada, le dijo que podía pasar por allí cuando quisiera porque no la molestaba en absoluto.

Pero el joven no se movió. Le preguntó qué libro estaba leyendo, qué estudiaba en la universidad, de dónde era… y otras cosas que ningún otro hombre le había preguntado nunca.

Los ojos del patito feo brillaban de felicidad mientras hablaba con su nuevo amigo pero, de repente, imágenes de sus hermanas aparecieron en su cabeza. Entonces recordó que era fea y se avergonzó de que aquel chico tan guapo estuviera mirándola. Nerviosa, se levantó y, murmurando una torpe excusa, volvió al interior de la casa.

Mientras lo veía alejarse hacia el lago, tan alto, con aquellos hombros tan anchos… deseó por enésima vez ser tan guapa como sus hermanas. Pero eso nunca podría ser.

Al día siguiente, el joven volvió a pasar por su jardín en dirección al lago y, de nuevo, el día después. En todas la ocasiones se paraba un momento para charlar con ella y, poco a poco, el patito feo fue olvidando su vergüenza. A veces se encontraban en el campus y le alegraba la tarde que la llamase por su nombre.

Un día, el joven le preguntó si quería ir a nadar con él. Ella declinó la invitación porque le daba vergüenza su cuerpo, pero desde aquel día sintió la tentación de hacerlo. Muchas veces se preguntaba cómo sería ir a nadar con su guapo amigo… como hacían otras chicas que no se sentían avergonzadas de su figura.

Una mañana, el patito feo se levantó muy temprano y fue al lago en camisón. Se decía a sí misma que sólo iba a ver el famoso lago, pero cuando llegó allí descubrió que era más hermoso de lo que había imaginado. Entonces miró alrededor, mordiéndose los labios. Nadie podía verla a esa hora de la mañana, pensó. Nadaría un rato y luego volvería a casa.

Antes de que pudiera detenerse a sí misma, nuestro patito se quitó el camisón y se tiró al agua de cabeza.

Riendo, nadó felizmente de un lado a otro. El agua era como seda sobre su piel. Cuando se cansó de nadar, flotó boca arriba, mirando las nubes que se deslizaban por el cielo azul. Ocupada de esta forma, se olvidó por completo del tiempo…

Y no se dio cuenta de que alguien se había tirado al agua hasta que lo oyó nadar a su lado. ¿Sería su guapo amigo?, pensó, muerta de miedo. Esperaba que no hubiese abierto los ojos debajo del agua…

¿Y cómo demonios iba a salir del lago para ponerse el camisón?

Por fin, él sacó la cabeza. Tenía una gran sonrisa en los labios.

—Siempre me habías parecido una chica muy especial… pero jamás soñé que tuvieses tanto valor.

¡De modo que había abierto los ojos debajo del agua! El patito feo se quedó tan horrorizada que sus ojos se llenaron de lágrimas. Pero cuando el joven se acercó vio que llevaba algo en la mano. Era su bañador.

—Ahora estamos iguales —dijo, riendo.

Luego, para su sorpresa, el joven se acercó un poco más y le dio un beso en los labios.

En el tumulto del primer beso, nuestro patito feo se olvidó de que era fea y le echó los brazos al cuello, con toda la pasión de la que era capaz. Se dio cuenta entonces de que se había enamorado del joven y se preguntó si habría adivinado él sus sentimientos.

El chico, como si hubiera leído sus pensamientos, la miró a los ojos y le confesó que también la amaba. Y luego volvió a besarla, una y otra vez. Ella le devolvió beso por beso, deseando que no parase nunca.

Pero, de repente, las caricias se volvieron más apasionadas. Ella descubrió que le encantaba apretar su cuerpo desnudo contra el cuerpo masculino. Se sentía mareada de felicidad, pero los besos eran cada vez más urgentes, las manos estaban por todas partes y… y ella no estaba preparada.

Dejando escapar un grito, se apartó. ¿Podía amarla de verdad aquel joven? ¡No pensaba dejar que nadie se aprovechara de ella, fea o no!

«Tengo que saber cuáles son sus intenciones», pensó. «Y si esas intenciones me resultan apetecibles».

—Voy a darme la vuelta para que te vistas —dijo el joven, sin dejar de sonreír—. ¿Me vas a esperar?

—Sí, te esperaré —le prometió ella.


—¡Pero si es nuestra querida y fea hermanita pequeña! —exclamaron sus cuatro hermanas alegremente.

—Siento llegar tarde. No sabéis cuánto me alegro de volver a veros.

—Estos años te han sentado bien —dijo su hermana mayor—. Nunca te había visto con mejor cara. Cuéntanos cómo te va.

El patito feo sonrió.

—Dudo que los detalles de mi vida os interesen, así que contadme vosotras. Vuestras vidas son más emocionantes —murmuró, poniéndose colorada porque acababa de recordar la maravillosa noche que había pasado con su querido esposo. Estaba segura de que, a pesar de su belleza, sus hermanas no podían haber experimentado nunca una felicidad como la suya.

—¡Emocionantes! —repitió la tercera hermana, con amargura—. Yo me aburro como una ostra.

—Por lo menos tú estás casada —dijo la segunda.

—¡Casada! ¡Encarcelada diría yo!

—¿No estás felizmente casada? —preguntó el patito feo, sorprendida.

—¿Te parezco feliz? —replicó su hermana, con lágrimas en los ojos.

Las cuatro la miraron, sorprendidas.

—Mi marido no me ha querido nunca. Cuando éramos jóvenes se sentía atraído por mi belleza, pero nada más. Sólo quería una cosa. Yo pensé que era afecto, pero no es así… tiene aventuras con unas y otras mientras yo me quedo en casa cuidando de los niños.

—Dios mío —murmuró la mayor—. Y yo pensé que tenía mala suerte.

—Yo daría lo que fuera por vivir tu vida.

—No, no lo harías. Pensé que iba a hacer fortuna mostrando mi belleza a los hombres, así que me convertí en una bailarina exótica. Creí que haciendo eso no me haría falta ir a la universidad y, al principio, gané mucho dinero. Pero esto sólo se puede hacer durante un tiempo —suspiró la hermana mayor—. Pronto empezaron a llegar chicas más jóvenes que yo y, a partir de ese momento, no he ganado mucho.

—Quizá —suspiró la infeliz casada sin ver la ironía— deberías haberte casado con uno de tus admiradores mientras aún eras joven.

—¡Entonces estaría como tú! —protestó ella—. Además, la mayoría de los hombres ya estaban casados. ¿Cómo iba a confiar en un hombre después de haber visto lo lujuriosos que son cuando están fuera de su casa?

—Eso es verdad —suspiró la segunda hermana, que se ganaba la vida vendiéndose aún más a los hombres que la primera—. Una vez que ves ese lado de los hombres no puedes volver a confiar en ellos. Y una vez que has vendido esa parte de ti misma, ya no te pretenden. Se convierte en una ocupación tediosa. Yo nunca he disfrutado estando con un hombre porque nunca ha sido como yo quería.

—Tú se lo has puesto muy fácil para que te trataran así —dijo la hermana casada—. Todas lo hemos hecho.

—Ah, ¿entonces es culpa nuestra que los hombres sean como son? ¿Por qué las mujeres siempre culpan a otras mujeres?

—Quizá porque estás dispuesta a hacer por dinero cosas por las que los hombres tendrían que esforzarse —replicó su hermana—. Las mujeres como yo intentan mejorar y son, de hecho, más de lo que merecen los hombres. Pero ellos no tienen que hacer ese esfuerzo porque pueden tener a las mujeres más bellas a su disposición… siempre que tengan dinero.

—Eso es verdad. La mayoría de mis clientes son viejos, gordos y feos.

—Esperan que nosotras seamos perfectas, en un mundo donde no existe la perfección. Los modelos son tan imposibles que ninguna mujer puede parecerse a ellos. Mientras tanto, los hombres se sientan y disfrutan del espectáculo. Ellos no tienen que preocuparse de su apariencia porque nadie se fija. Son invisibles.

Las cinco hermanas sonrieron con cierta tristeza.

—Pero yo he visto una foto tuya en la portada de una revista —intervino entonces el patito feo.

—Me da vergüenza esa fotografía —suspiró la segunda hermana—. Sé que soy una mujer guapa porque he dedicado toda mi vida a serlo. Pero eso no es suficiente para los diseñadores de moda o los editores de las revistas femeninas… ¡Revistas femeninas! Cómo las mujeres pueden leer esas revistas es algo inconcebible para mí.

—¿Por qué?

—Según el editor, debería pasar por el quirófano y, palabras textuales, dejar de comer si quería trabajar para ellos. Eso hice y, por fin, me eligieron para la portada. Pero incluso después de eso seguía sin ser suficientemente guapa y tuvieron que retocar la fotografía —añadió la joven, con lágrimas en los ojos—. Esa chica no soy yo, es un espectro… el mismo espectro que se muestra día a día a las mujeres para que sigan corriendo en pos de una perfección imposible. El mismo espectro que ha arruinado la vida de todas y cada una de nosotras.

Por alguna razón, este último comentario hizo que todas mirasen al patito feo.

—¿Qué tal te va la vida a ti? —le preguntó su hermana mayor.

—Pues… yo estoy muy satisfecha —contestó ella humildemente.

—Terminaste la carrera, ¿verdad?

—Sí, la terminé. Y me va muy bien… hago lo que me gusta, que es lo importante. Además, me casé.

—¡Vaya, al final todas teníamos que haber nacido feas! —exclamó la hermana casada.
—Estás celosa —la regañó la mayor.

—No creo que sea más feliz por ser poco agraciada —replicó el patito feo—. Pero yo no me apoyé en mi aspecto físico para ganarme la vida. Busqué lo que más me gustaba, me esforcé mucho para conseguirlo y lo logré. Eso es todo.

—¿Eso es todo?

—Vosotras habéis dejado que los hombres os usaran como objetos. Ganabais dinero, pero no lo suficiente, considerando que a cambio entregabais todo lo que teníais… lo único que teníais. Habéis hecho creer a los hombres que podían poseeros sólo con sacar la cartera. Y ahora que no sois tan jóvenes no tenéis nada.

Después de esto, no parecía haber mucho más que decir.


Por fin, el patito feo volvió a su casa, a su hogar, suspirando de alivio. Era tarde, pero había una lucecita encendida en la entrada y flores frescas en un jarrón del pasillo.

Sonriendo, subió al segundo piso y entró de puntillas en una habitación para besar a su hija recién nacida. Era preciosa… tan guapa como sus tías. Ella le enseñaría a disfrutar de su belleza, pero no a apoyarse en ella para ganarse la vida. No podía haber mayor error.

Dejó a su hija dormida en la cuna y entró en el dormitorio principal, cerrando los ojos un momento para respirar el aroma de la colonia de su marido. Las cortinas de la ventana se movían suavemente con la brisa mientras se desnudaba.

Él estaba despierto y, sin decir una palabra, la colocó entre sus brazos. Ella apoyó la cabeza en su hombro, sonriendo al notar que empezaba a acariciarla como hacía todas las noches.
* * *

viernes, 4 de junio de 2010

Relato corto de Nancy Madore


Dejo este ralato de Nancy Madore porque es una escritora con un estilo similar al mío, en tanto el empleo de paralelismos cómicos con la realidad.

El lobo con piel de cordero

Siempre me he comportado como lo haría una señora. Y, por mis esfuerzos, me he llevado una recompensa. Siendo una señora he obtenido el respeto de los hombres y el de las mujeres que son mis colegas. Esto podría parecer una pequeña recompensa por las dificultades con las que una se encuentra para cumplir las expectativas, pero me ha satisfecho la mayoría de las veces. Pero, con el paso de los años, me fui dando cuenta de mis limitaciones y de la falta de nuevas oportunidades. Y un día me pregunté qué alternativas había.
Esto no quiere decir que lamente las decisiones que he tomado en la vida. De todos los estilos de vida que podría haber elegido como mujer, ése ha sido sin duda el más tolerable para mí. Pero no un día no pude dejar de preguntarme por qué son sólo mujeres las que tienen elecciones limitadas y barreras continuas.
¿Te has dado cuenta, por ejemplo, de que las mujeres con fuerte instinto maternal tienden a perder otros aspectos de su personalidad en cuanto tienen hijos? Abandonan sus carreras, dejan de arreglarse y se niegan a sí mismas su sexualidad. Por fin, las oportunidades profesionales o románticas desaparecen y se convierten en seres unidimensionales y aburridos para cualquiera que no lleve pañales.
Luego está la mujer que elige el estilo de vida profesional. Sus colegas no son tan tolerantes como los de las madres, no. Está en territorio peligroso y no puede ceder a sus tendencias menos sofisticadas para no parecer «poco profesional» y perder aquello por lo que ha trabajado. De modo que debe poner mucha atención en su forma de presentarse ante los demás. Si tiene hijos, se sentirá siempre culpable porque para tener éxito en su carrera será necesario olvidar instintos maternales que podrían ser considerados como una debilidad y poco profesionales por sus contemporáneos.
Pero el peor destino de todos es el de la mujer que elige el sexo como lo más importante de su vida. Aunque, normalmente, ésta no es una elección premeditada.
Aunque esta mujer parece ser admirada por los hombres, en realidad está muy sola porque ellos meramente la utilizan. Este tipo de mujer se muestra con poca ropa y se exhibe ante los hombres creyendo que su cuerpo es lo único que tiene, su única posibilidad de encontrar amor y seguridad. Se deja explotar por los hombres para terminar con nada, porque enfada a otras mujeres y alivia a los hombres de cualquier responsabilidad. A veces incluso pierde el derecho a esa parte maternal de sí misma porque los hombres no se lo permiten.
Los hombres, por supuesto, no tienen esas barreras. Y, sin embargo, son ellos los que parecen decididos a que las barreras de las mujeres sigan en pie. No sé por qué es así, ya que esto hace que las cosas sean casi tan incómodas para ellos como lo son para nosotras. Pero parece que estas barreras les ofrecen cierta seguridad. Los ayudan a definir a las mujeres en sus vidas. No es un plan a prueba de bomba, claro, pero funciona suficientemente bien y, supongo, en su opinión merece la pena.
Como ya he dicho, yo nunca he lamentado mi elección, sino haber tenido que elegir. Y aunque soy feliz como mujer, dentro de mis limitaciones, un día me pregunté cómo sería escapar temporalmente para vivir otra realidad.
Pero ¿cómo iba a escapar, incluso brevemente, sin arriesgarlo todo?
Lo pensé mucho durante años y me he di cuenta de que sólo había una respuesta. Tendría que convertirme temporalmente en otra mujer. Pero… ¿en quién?
Ésa era una pregunta importante porque, si de verdad iba a hacer la prueba, querría obtener el mayor placer de la experiencia.
Y, para mí, sólo había una persona que podía ayudarme a lograr mi objetivo.
Una noche, me acerqué a mi marido para hablar del tema… no directamente, claro. Eso habría sido una tontería. No quería asustarlo, pero necesitaba su participación y el beneficio de su experiencia. La ironía de la situación no se me escapaba y admito que eso me disgustaba un poco, pero no era el momento de enfadarme con mi marido sencillamente porque era un hombre y él podía vivir esas experiencias mientras a mí no me estaban permitidas.
Generalmente, tengo pocas dificultades para conseguir lo que quiero de mi marido. Es un hombre amable y bueno y, durante nuestra vida marital, he desarrollado un método de acercamiento. Es quizá un poco infantil, debo confesar, pero funciona tan bien que no me apetece buscar otro. Te contaré la estrategia ahora, por si acaso quieres probarla.
Cuando quiero algo de mi marido, primero cuestiono su amor por mí. Esto prepara el tono porque lo coloca en la posición de hacer una declaración que, en unos minutos, le daré la oportunidad de demostrar. Con tan ventajoso comienzo, parece casi imposible que una falle. Además, me encanta oírselo decir.
Luego le digo que quiero algo de él, pero siempre pregunto si lo haría antes de pedírselo. Generalmente, él contesta que sí… aunque a veces se lo piense un momento e incluso murmure un «si puedo» o algo parecido. Pero yo no le presto mucha atención. Lo importante es que, como muchos maridos, quiere complacerme, si puede.
En este caso en particular me daba no se qué decirle a mi marido lo que quería. Sabía que, al principio, le parecería desagradable, así que le advertí que sería difícil, pero insistiendo en la importancia que tenía para mí. Tan sentidas eran mis súplicas que mis ojos se llenaron de lágrimas. Preocupado, mi marido tomó mis manos y me aseguró fervientemente que haría todo lo posible para hacer realidad mi deseo. Teniéndolo así de comprometido, procedí:
—Mi deseo, querido marido, es conocer los detalles del encuentro sexual más excitante que hayas experimentado en tu vida.
Vi que su preocupación se convertía en sorpresa. Y luego se echó a reír. Supongo que ha sido un poco tonto por mi parte darle tanta importancia al asunto, pero debes entender que, como una señora que soy, se espera muy poco de mí en el dormitorio. Y últimamente muy poco ha ocurrido allí. Me preocupaba que no me tomase en serio.
Mi marido dejó de reírse y me regaló una sonrisa paternal. Como temía, estaba a punto de complacerme contándome una de nuestras aburridas experiencias en la cama. Pero yo puse un dedo sobre sus labios.
—Antes de empezar, escúchame. Sé que me quieres y estoy convencido de que me respetas. Por esas dos razones, que valoro mucho, creo que debo ser eliminada de esos recuerdos. No estoy buscando una historia de amor romántico, sólo quiero saber cuál ha sido tu encuentro sexual más memorable con una mujer… por muy chocante, lascivo o embarazoso que sea. Sólo te pido que elijas el mejor incidente que puedas recordar y que no intentes ocultarme nada.
Pensé que conocía el significado de todas las expresiones de mi marido, pero nunca había visto ese particular gesto en su cara. Abrió la boca para decir algo y luego volvió a cerrarla.
Me di cuenta entonces de que tenía un recuerdo así. Estaba pensando en él en aquel mismo instante. Mi corazón empezó a latir a toda velocidad. Debía saberlo, tenía que saberlo. Lágrimas reales rodaron por mi rostro entonces.
—Sé que es una petición extraña, pero quiero saberlo.
Por fin, mi marido aceptó, claro, pero te juro que fue más difícil que aquella vez que le pedí una carísima pulsera de diamantes.
Parecía realmente incómodo cuando por fin empezó a relatarme el incidente. Fue una experiencia de su juventud, muchos años atrás. Y mientras me la contaba, no había duda de que estaba diciendo la verdad. Por su expresión, y el ligero temblor en su voz, me convencí de la autenticidad del relato.
Afortunadamente, el asunto no me pareció repelente. Era algo que jamás había hecho con mi marido, ni con ningún otro hombre, y en lo que no estaba particularmente interesada, pero tampoco era algo que un hombre le pidiese jamás a una mujer como yo. Qué curioso que con sólo pensarlo me hiciera sentir un cosquilleo entre las piernas. Sí, había sido una buena idea. Entonces supe en qué piel debía meterme para escapar de mi realidad y disfrutar de las delicias de una existencia completamente diferente… y mucho más pecaminosa.
Le hice a mi marido muchas preguntas sobre el suceso y, después de un rato, especialmente cuando se dio cuenta de que yo no estaba herida o disgustada, empezó a sentirse más cómodo. Contestó a todas mis preguntas satisfactoriamente y me dijo todo lo que sabía de la mujer, aunque era muy poco, ya que sólo la había visto en esa ocasión.
Mi marido no sabía la razón por la que le había pedido una cosa tan extraña y yo le escondí mis intenciones. Quería que todo fuera una sorpresa maravillosa para él.
Y me preparé durante días. Pero cuando todo estaba listo, seguí esperando porque confieso que estaba muy nerviosa.
Entonces, un día, decidí que estaba preparada. Ocurrió casi de forma accidental. Por curiosidad, me había probado la peluca rubia que había comprado para la ocasión y me miré al espejo.
Mi corazón empezó a latir con violencia. Tenía mariposas en el estómago. Sí, estaba preparada del todo.
Me maquillé bien, mucho más de lo que me maquillaría nunca, y tracé una línea de kohl bajo mis ojos que los hacía parecer mucho más grandes. Luego me pinté los labios. Habían pasado casi diez años desde la última vez que me pinté los labios de rojo, pero estaba segura de que nunca había usado ese tono tan llamativo.
No podía dejar de reír mientras me miraba al espejo. Me sentía como una niña usando los cosméticos de su madre… si su madre fuera una mujer ligera de cascos.
Luego me puse unas medias negras. Resulta difícil creer que las mujeres hayan podido soportar estas medias con liguero antes de que apareciesen los pantys. Pero qué delicioso es ponérselas sin braguitas. De nuevo, no podía dejar de reírme. Esperaba no hacer el ridículo riéndome durante toda la escena.
Una copa me habría ayudado, pero estaba decidida a esperar hasta el último minuto… y sólo tomar una. No quería emborracharme después de todo. Quería que mis sentidos estuvieran bien despiertos.
Después de ponerme la peluca, el maquillaje, las medias y unos zapatos de tacón, había terminado. No iba a ponerme nada más. Era como si faltase una parte de mí, porque no soy la clase de mujer que se siente cómoda sin ropa, pero no había marcha atrás.
Como siempre, mi marido llegó a casa a las ocho y me llamó mientras cerraba la puerta. Yo me escondí entre las sombras del salón, con el corazón acelerado. Me llamó de nuevo, pero no contesté. Quería que cada detalle de aquella noche fuese memorable.
Mi marido me llamó por tercera vez y lo oí subir de dos en dos los escalones que llevaban al segundo piso. Entonces empecé a tener miedo. Era casi la misma sensación que tenía de pequeña cuando jugaba al escondite.
Enseguida volví a oír sus pasos en la escalera, esta vez descendiendo. Había cierta preocupación en su voz cuando volvió a llamarme y fue entonces, y sólo entonces, cuando salí de entre las sombras. Él me miró, perplejo. Al principio, ni siquiera parecía reconocerme.
Una nueva emoción me embargaba. Apenas podía respirar mientras mi marido me miraba con la boca abierta. Pero, por fin, la confusión dio paso al entendimiento. Me conocía. Y yo lo conocía a él. Se dio cuenta de lo que quería que hiciera y, por supuesto, yo tenía el guión memorizado.
Mi marido no dijo una palabra mientras se acercaba a mí, mirándome de arriba abajo.
—¿Seguro que quieres hacer esto? —me preguntó.
Tuve que hacer un esfuerzo para no echarme en sus brazos, tan emocionada estaba por su preocupación.
—Eso depende de ti —contesté, en cambio—. Y depende del dinero que tengas.
Era mi voz, pero no sonaba como mi voz.
—Tengo mucho dinero —dijo él, metiéndose en el papel—. Y me han dicho que tú eres la mujer que puede darme lo que quiero.
—¡Por qué no me dices lo que quieres? Entonces te diré si puedo ayudarte o no.
—Tú sabes lo que quiero —contestó él—. Es lo que quieren todos los hombres cuando se acercan a ti. Dicen que es tu especialidad.
—Sí —confesé yo, temblando ligeramente—. Creo que sé lo que quieres.
—Pues entonces, no perdamos más tiempo —murmuró él, quitándose la chaqueta.
Yo podía ver la evidencia de su excitación bajo los pantalones. No recordaba la última vez que lo había visto así. Mientras lo miraba, tenía que hacer un esfuerzo para respirar, de tal forma mi corazón latía. Por fin, quedó desnudo delante de mí. Y estaba erecto… más que nunca.
—¿Dónde me pongo? —le pregunté.
Él miró alrededor como si estuviera viendo por primera vez el salón y, por fin, señaló una pequeña otomana, del tipo que se usa para apoyar los pies.
—Colócate ahí.
Yo pasé a su lado y, al hacerlo, puse en su mano un tubo de lubricante.
—Para lo que quieres necesitarás esto —le dije, intentando hablar como si hiciera aquello todos los días. No quería alejarme del guión, pero sabía que iba a necesitar algo para soportar la molestia de llevar a cabo esta experiencia por primera vez en mi vida.
Me doblé sobre la otomana de la manera lasciva que, imaginaba, lo habría hecho la otra mujer, basándome en la información que me había dado mi marido. En realidad, había practicado la posición innumerables veces cuando estaba sola, probando varios sitios y varias posturas. Y, cada vez, temblaba de deseo al pensar que iba a ser tratada de esa manera.
Mi marido, mientras tanto, estaba preparándose con el lubricante que le había dado. Yo esperé, disfrutando de las extrañas sensaciones que me ofrecía estar en aquella lujuriosa postura. Me preguntaba qué habría sentido la otra mujer esa memorable noche, tantos años atrás. En cuanto a mí, nunca había estado tan excitada.
De repente, sentí a mi marido a mi lado. Él me empujó hacia delante, maniobrando para colocarme exactamente en la posición que quería, como debía de haber hecho con la otra mujer.
Enseguida me tuvo donde quiso, con la cabeza y los brazos en el suelo y las rodillas sobre la otomana, abiertas del todo. En esta posición, mis caderas y mis nalgas se levantaban de la forma más invitadora posible.
Cuando mi marido me agarró por la caderas, preparándome para lo que iba a llegar, de repente todos mis sentidos se despertaron.
Contuve el aliento mientras lo sentía presionando sobre el delicado orificio. Mis nalgas se contrajeron instintivamente, deseando escapar. Pero la posición en la que estaba, y las manos de mi marido, no me lo permitieron. Estaba obligada a permanecer inmóvil mientras él me forzaba a recibirlo. Y, a pesar de mis buenas intenciones, lancé un grito de dolor.
Mi marido se detuvo inmediatamente. No se apartó, sin embargo. Había lágrimas de desilusión en mis ojos. No había esperado aquel dolor.
En ese mismo instante el dolor empezó a desaparecer, convirtiéndose en una ligera quemazón. Aun así, era terriblemente incómodo. Pero, a pesar de la incomodidad y el dolor, me sentía increíblemente excitada. Y no estaba dispuesta a renunciar a la experiencia.
«No puedo parar ahora», pensé. «Además, si ella podía hacerlo, yo también».
Con renovada determinación, arqueé la espalda, empujando mis nalgas hacia arriba todo lo que pude, abriéndome más para mi marido. Él dejó escapar una especie de gruñido y sus dedos se clavaron en mi carne. Avanzaba muy despacio, entrando en mí poco a poco, y me di cuenta por sus gruñidos de que estaba haciendo uso de toda su fuerza de voluntad para controlarse.
Aun así, tuve que morderme los labios para no gritar.
Pero al fin, estaba dentro de mí. La mezcla de sorpresa, excitación e incomodidad no se parecía a nada que hubiese experimentado antes. Mientras me acostumbraba a tener aquello en mi interior casi sentí cierta decepción, tan exquisito había sido ese nuevo aspecto de la intimidad entre mi marido y yo.
Él se apartó un poco y, de nuevo, volvió a empujar hacia delante. Estaba siendo muy cuidadoso para no hacerme daño, pero yo no quería ser yo esa noche. Quería ser ella. Si iba a sentir lo que sintió ella, toda esa ternura tenía que desaparecer.
—¿Te gusta? —le pregunté a mi marido.
—Sí —murmuró él.
—¿Te gusta tanto el mío como te gustaba el suyo?
—¡Más!
Yo estaba acostumbrándome a tenerlo dentro. Seguía siendo terriblemente difícil pero, en cierto modo, eso aumentaba la excitación. Empecé a mover las caderas como recordaba que mi marido había descrito…
—¿Era así como se movía? —susurré.
—¡Sí!
—Le gustaba rápido y fuerte, ¿verdad? —continué yo.
—Sí, le gustaba rápido y fuerte —repitió él, con una voz que era apenas audible.
—Pues hazlo así. Quiero que lo hagas rápido y fuerte.
—Cariño, no quiero hacerte daño…
—No te importaba hacerle daño a ella —discutí yo, levantando las nalgas.
—Ella era diferente.
—Finge que soy ella —lo animé. Y, de repente, empecé a decir las cosas que aquella mujer le había dicho, exactamente como me lo había contado mi marido.
—¡Más fuerte! —grité, moviendo las caderas furiosamente—. ¡Si, así está mejor… para eso me pagas!
En ese momento me daba igual lo que pareciese o lo que mi marido pensara de mí. Era como si de verdad fuese la otra mujer, como si de verdad estuviera esforzándome para darle placer a un completo extraño por dinero. Y mi marido estaba tan perdido en aquella escena como yo. Empezó a moverse contra mí con una violencia que no sabía que poseyera. Y yo, sin vergüenza ninguna, metí la mano entre mis piernas y me acaricié a mí misma.
—¿Qué soy? —le pregunté de repente, deseando oír esas palabras.
—¿Qué?
—Dime lo que soy.
—Eres mi mujer… mi vida…
—¡No! —lo interrumpí yo, frotando descaradamente. No podía parar—. Dime lo que soy.
Él dejó escapar un gruñido.
—Dime lo que soy, lo que le dijiste a ella.
—Zorra —murmuró mi marido. Y después de decir eso dejó escapar un grito, empujando hasta que sentí su miembro estremecerse dentro de mí—. ¡Eres una buena zorra!
Yo cerré los ojos y, en ese momento, sentí el abandono y el exquisito placer de ser una prostituta, pero sin los remordimientos o la soledad que ella habría sentido después.
Más tarde, mi marido me abrazó mientras dormía. Yo no podía hacerlo, estaba demasiado inquieta recordando cada detalle de la escena. No me dolía nada, curiosamente.
Una sonrisa de triunfo apareció en mis labios mientras apoyaba la cabeza en el pecho de mi esposo, que aquella noche había temblado sobre mí como nunca. Él me abrazó, sin decir nada.
Había conseguido saltar las barreras que habían definido durante tanto tiempo mi existencia y con resultados muy placenteros.
De hecho, yo diría que fue todo un éxito. No sólo había descubierto un nuevo placer sino que, en el proceso, había conseguido que mi marido olvidase aquel episodio de su juventud.
Porque, sin ninguna duda, el juego de esa noche había borrado de la memoria de mi esposo aquel otro episodio que tuvo lugar tanto tiempo atrás.
Y en realidad, ¿no había sido increíblemente fácil? Cualquier mujer puede hacerlo. Sencillamente, es una cuestión de cambiar de apariencia… como el proverbial lobo con la piel de cordero.
Aunque en este caso es al revés.
Desde luego, he seguido interpretando de vez en cuando ese papel. Pero debo ir con cuidado… para no olvidar el camino de vuelta.

jueves, 27 de mayo de 2010

Poema del día



 PARA TI MI AMOR

Fui al mercado de pájaros y compré pájaros Para ti mi amor Fui al mercado de flores y compré flores Para ti mi amor Fui al mercado de chatarra y compré cadenas Pesadas cadenas Para ti mi amor Después fui al mercado de esclavos Y te busqué Pero no te encontré mi amor.

Autoría de Jacques Prévert

lunes, 24 de mayo de 2010

De vacaciones

¡Estoy de vacaciones! descansaré del trabajo esta semana...que no de los estudios. Últimamente no he hecho gran cosa, fui a ver la peli de Robin Hood al cino y no vale un peso (aunque la interpretación de la protagonista es muy buena) y tampoco vale gran cosa la de Price of Persia; al principio llama la atención, pero cuando te pasas las 2 horaS DE LA PELI VIENDO DESIERTOS DE ARENA y saltos, la cosa ya aburre.

Que tengáis una buena semana.^_^

martes, 27 de abril de 2010

A media voz


El libro en sí consta de dos histarias independientes. La que he leído, y por tanto,  la única a criticar, será en esta ocasión A MEDIA VOZ, de Nancy Warren. El solo leer el pseudónimo de la autora debería daron una pista hacia donde van los tiros "Nancy-barbie Guarra".

La sinopsis sería la siguiente: 

Un tipo lleva 4 años secretamente enamorado de su compañera de trabajo/ exmadrina de boda de su propia boda y amiga Genna; tiene miedo de decirle lo que siente, así que mientras tanto se acuesta con todo lo que se mueve.

Por otra parte, Genna, es una abogada amante del control que tiene miedo  de enamorarse, pero durante un paseo por el jardín escucha la sexy voz de un hombre y comete el crimen del "Amor-al-primer-sonido". Desea acostarse con ese desconocido de susurro ronco.

Cuando Genna comenta esto con el prota, siendo él el que susurraba entre narcisos, planea sedicirla valiéndose de un disfraz. Y a pesar de lo descabellado de la idea, el muy zorro tiene suerte. No solo consigue acostarse con ella, sino que terminan el relato tan felices.

De un 1 a un 10, le doy un 5 pelado. Da demasiados giros de turca a lo que siente uno y luego el otro, además de que los protas no me cayeron muy bien.

viernes, 9 de abril de 2010

Resident evil 4, el trailer

En auge esta nueva forma de ver cine, el 3D conquista hasta los muertos. La póxima entrega, Resident Evil: Afterlife gozará de dicha tecnología. Se estrena en noviembre de 2010 y ya tenemos trailer.

jueves, 8 de abril de 2010

Como tener un mal día sin pretenderlo.

Es la pregunta del siglo, pero solo tienes que hacer tres cositas para que tu día salga torcido...o el de alguien más (uahhhaa -risa de malvada-):

Número uno: ve a la peluquería, los estilistas básicamente hacen lo que les da la gana, así que terminarás con el peinado que a ellos se les antojó, deprimiéndote y/o fastidiándote la tarde, la noche y todo lo que venga...sino que me lo digan a mí. Ayer fui a la pelu, pedí un corte de pelo a lo bestia y me lo hicieron justo como quería, pero lo del baño de color eso es ya otra cosa...les pedí un aclarado para un tono de azul marino muy bonito, ese tipo de aquel que es el que viene en los reflejos  cuando pides un negro-azulado. Pues de azul nada, me quedó un tono majenta nunca visto, como un púrpura agrisado muy extraño, un color que grascias al cielo me queda bien y pasa bastante discreto (a excepción de caminar al sol...jijij). La semana entrante iré a que me lo reparen (la chica ya me lo deja gratis, que ya le vale...) y a ver si esta vez no la pifian.


Número dos: esperar a alguien cuando tienes que ir con él o...ella. En mi caso ese alguien fue mi madre; esta mañana me tenía que acercar hasta la facultad y como siempre, ella no tiene prisa...hasta que se da cuenta de que con tanto dormir y tanto ponerse maquillaje, se le ha pasado la hora de tomarse su adorado café. Y con ello te aseguras que no pare de qujarse o rumiar durante todo el trayecto en coche. Hoy por ejemplo, mi madre llevaba tanta prisa que si no corro tras de ella en el portal hasta de mí se olvida.

Número tres: olvidarte el monedero en casa: pues lo dicho, con tanta prisa por aquí y por allá se me olvidó la cartera con la pasta y las tarjetas de crédito sagradas. Tuve que pisparle 10euros a mi madre y encima, cuando fui a comprar unas fotocopias para un caso práctico, y después de haber comido en el medio dío en un bar, me di cuenta que la tipa de la librería me había devuelto 5 euros de menos, vamos que si no llega a ser porque llebaba 70 céntimos en calderilla en mis vaqueros, también habría tenido que pasar todo el día en la ciudad porque no habría tenido forma de volver a casa. snif, snif...

miércoles, 31 de marzo de 2010

Hola

 Bueno mi gente, hace ya un tiempo que no actualizo, pero no os preocupéis, para la semana volveré con más críticas literarias, clips de música y enlaces de mis fics actualizados.

Mientras tanto, podésis pasaros por la web Cápsula Cero que acaba de recibir el premio al mejor blog creativo; y no es por que lo diriga yo....jajajaj

lunes, 15 de marzo de 2010

La Chata

Hoy vengo con una de las canciones que más run-runes de cabeza me ha dado. Es la típica melodía que no vale un peso pero que se te queda grabada por su ritmo dinámico. Lo mismo que sucede con muchas de las canciones de Lady Gaga y similares....



Como motivo de Bum para el álbum, integraron un ás en la baraja del mundo "idiol"; ensayándose en la figura de Ámber; una de las integrantes del grup que sabe llevar muy bien su papel de chica-chico; es decir, que la visten como un hombre y la hacen comparecer a menudo con looks andróginos, para crear ese morbo, esa fascinación misteriosa en torno a la banda. No hará falta decir que fue todo un éxito; más cuando una de las vocalistas integrantes, es además, hermana de otra IDOL en un ya exitso coro de ninfas; es decir; que viene de familia rica y con influencias.

martes, 23 de febrero de 2010

Clip sexy de la semana

Lo cierto es que cundo vi el anuncio....me enamoré del tipo! Pero...¿quién no lo haría?


PD: EL VIDEO SE ENTIENDE MEJOR SI HAS VISTO O AL MENOS TE SUENA LA PELI QUE PROTAGONIZÓ SHARON STONE EN SUS AÑOS MOZOS; O SEA; "Instinto Básico"

jueves, 11 de febrero de 2010

Librería Komic

Últimamente estoy agotada...y no seais malpensados;  ¡menos mal que ya casi termino los exámenes de Febrero! ¡Que ya se nos hecha encima Carnavales! ¿me disfrazaré...o no? quien sabe...Las ganas me faltan, pero quizás se me pueda convencer para salir de marcha!!! Fiesta, babys!!!!!

PD: Mari, ya me acompañarás por Santiago para buscar la dichosa Librería Komic, ¡en la otra punta del mundo tenía que estar!

jueves, 28 de enero de 2010

Mangas

Presentaciones de los nuevos  mangas de Shijo:



Links

Páginas oficiales:

Enlace a webs de habla hispana relacionadas total o parcialmente con enfques a la artista:

Otras:

Mayo Shinjo

(Páginas donde encontrar información sobre ella o sus obras)

Curiosidades:
(Cualquier cosa que me haya llamado la atención, como la venta de algún muñequito mono, llaveros, postales...)

(Avisos sobre noveades, nuevos tomos a la venta,etc.)

Galería:
(Imágenes que encontré por la red sobre sus trabajos; ya sean avatares, firmas, recortes o fondos de pantalla)

Mi Solista Taiwanés favorito.

Aquí dejo una muestra del gran talento de "Tank" con su canción 鬥牛.要不要, conocidísima por el dorama Bull Fighting.



jueves, 14 de enero de 2010

Games love

Por casualidad encontré una web con enormidad de mini juegos para chicas...entre ellos me llamó la atención el siguiente:





En él; una joven protagonista tendrá que matar a los chicos de su instituto para conseguir salvar su corazón, cuantos más idiotas enamorados caigan fruto de su rayo del corazón, mejor. Pero lo gracioso es que la prota tendrá que evitar a la profesora en los pasillos, intentar conseguir al guaperas del inti cuando lo acorralan una infinidad de rivales, etc...

Cine

Aquí dejo alguno de los trailers más esperados:












martes, 12 de enero de 2010

Enero 2010

Algunos de los libros que se estrenan en el mes de Enero son; según estos géneros:

En literatura paranormal:



El violín Negro de Sandra Andrés Belenguer

El violín Negro de Sandra Andrés Belenguer


Datos relevantes:

Nº páginas: 448

ISBN: 978-84-8483-409-0

PVP (IVA incluido): 17,90 €

Encuadernación: Tapa dura

Podéis ver la entrevista a la autora, entre otras cosas; y leer el primer capítulo aquí.
 
Sinopsis:
 
«Hay que acostumbrarse a todo en la vida… incluso a la eternidad».


                                                  Erik, El Fantasma de la Ópera

Hace cien años, unos obreros descubrieron en los subterráneos de la Ópera Garnier de París una sala elegantemente amueblada. Contenía las composiciones e instrumentos del legendario Fantasma de la Ópera, pertenencias que no tardaron en perderse en anticuarios de la ciudad.

Ahora, un siglo después, la joven Christelle debe averiguar cuál es el secreto del violín que llega a sus manos, el por qué de la música esotérica que engendran las cuerdas y cómo puede devolvérselo al dueño original antes de que su influjo la destruya. Para ello cuenta con la ayuda de Kyriel, un misterioso joven que sabe más de la leyenda lo que quiere reconocer. Juntos viajarán al corazón de París, con sus edificios emblemáticos y catacumbas pestilentes, todo para llegar a la verdad del Fantasma de la Ópera. El secreto está en su violín…

Leyendas populares

 Existen muchísimas leyendas, la mayoría de las cuales sólo se conocen de forma oral y no escrita. Sobre todo cuanto más antigua es la leyenda. Gracias a dios, el arte, las estampas en cerámica, mosaicos, pinturas...nos acercan más a todo este entramado escondido.

El otro día encontré un libro que versaba sobre leyendas populares de distintas zonas en pos de sus guerreros. Se daba paso desde los eurigas egipcios, gladiadores romanos, indios apaches, samurais, etc....y los mitos de gloria que los dieron a conocer en su día, un reconociemiento a su valentía.

Entre ellos me llamó la atención el mundo de los ninjas, y leyendo más profundamente descubrí que el que se consideraba el primer ninja como tal; era ni más ni menos que el Príncipe Yamato Takeru. Investigando en google me encontré con esta página interesantísima sobre mitos en la historia; pero lo curioso aquí es que solo (prácticamente) se comentan mitos homosexuales. Lo que supone un viento fresco y que nos interesemos más por unos relatos muchísimo más entretenidos que "La cenicienta" y los dichosos hermanos Grimm o Hayden Andersen.

¿No es mucho más enttretenido leer sobre la vida homosexual de Zeus con el troyano Ganímides?¿o la relación amorosa de Hércules con su amigo y poeta Hilas?

Si bien en la página citada, se aluden relatos que incitan a leer; al cargar la web suelen aparecer cuadritos entre las letras en vez de la vocal correspondiente. Así que, si hay una historia que promete, encárgate de buscarla después en la red. Será mejor.

lunes, 4 de enero de 2010

Mundo Otaku

Los nuevos fansubs de mangas:

He aquí un corto listado de algunas nuevas webs que se ocupan de editar y traducir al español mangas; manhwas o manhuas.

-Tanto Himitsu Paradise como Koikora Fansub; Moe Moe Fansub o Water Lily Fansub son páginas relativamente jóvenes pero que han sabido ganarse nuestros corazones rápidamente. Su labor es encomiable y por su perseverancia y constancia ya se postulan entre los pilares del mundo otaku en la concerniente al habla hispana.

-Cabría destacar el lavado de cara y de casa de las veteranas: MMFC y Sweet Project.

-No obtante; aunque iré extendiendo la lista con los links de webs en los que encontrar estos géneros; hoy la novísima por excelencia es Cápsula Cero. No dudéis en pasaros...porque aunque aún hay puntos en construcción tiene una buenísima pinta...