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viernes, 21 de junio de 2013

Neji-Ten: Orilla de lágrima

Capítulo 13 (segunda parte)

Neji estaba relamiéndose las heridas, y no es que le gustara ser masoquista, pero no dejaba de comportarse como el perro apaleado que volvía a por más. Se estaba cansando de ser siempre el villano, de que todos sus intentos por reconquistar a su mujer se quedasen en nada, de fracasar en todo lo que se proponía, ¡ya estaba harto!

No es que esperase que nada más ir a buscarla, después de los últimos siete años transcurridos, lo recibiera con los brazos abiertos y una sonrisa en el rostro como si nada hubiera pasado, pero albergaba la esperanza de que si se veían, de que si hacía recordar a Tenten los buenos momentos que compartieron en vez de los malos, tal vez…tal vez…consideraría la reconciliación y un plan nuevo de futuro juntos, comenzar de cero. Pero lo único que ella estaba dispuesta a darle era su odio, un odio que en vez de mermar, parecía aumentar por momentos.

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-¡Dios mío! ¡Está enorme! - bajó al bebé y lo apretó contra sí mientras se sentaba al lado de su prima, en el banco- Ya no puedo sostenerlo en alto durante mucho tiempo.

-Creo que le encanta que le hagan eso - fue a coger al bebé, pero nuestra princesa lo alejó, quitándoselo de su alcance.

-Déjamelo un ratito –rogó- no he podido cogerlo en todo el día. Lila me dijo que vendríais pero no os esperaba hasta el cumpleaños de Ino, ha sido toda una sorpresa. Me alegro de veros –acompañó las palabras con una inclinación de cabeza hacia Kinto, el marido de su prima.

-Pero ya es hora de cambiarle el pañal.

-Sólo unos minutos -y se puso al bebé contra su pecho, pero éste comenzó a sollozar en su regazo, así que lo puso de pie, cogiendo sus manitas entre las suyas. Los deditos del bebé agarraron fuertemente sus dedos, y un gesto de concentración surcó su frente mientras permanecía de pie en sus rodillas- Ya se tiene en pie -dijo mirándolo- cualquier día de éstos lo vemos caminando.

-Está a punto, se pone de pie, pero cada vez que da un pasito, se cae inmediatamente.

-Estaba haciéndolo esta mañana - se incorporó para mirar a Tenten y a su hijo Okisada- Cuando estaba conmigo en el salón, después del desayuno, se quedó de pie agarrado a la esquina de esa silla azul que tanto te gusta. Cada vez que se caía, volvía a intentarlo. Un chico muy testarudo, este hijo mío.

-Eso no es ninguna sorpresa….él…

El sonido de la verja y pasos sobre la gravilla la interrumpió, y los tres miraron desde el jardín cómo Neji pasaba frente a la casa de Naruto, a unos veinte metros de donde estaban sentados.

La Uzumki contempló al Hyuga saliendo por la puerta principal y cómo atravesaba el parque a pie, con el ceño fruncido, y agradeció que no mirara en su dirección.

-Qué mal aspecto tiene Neji –murmuró- ¿Qué le pasa?¿es que has intentado estrangular a tu marido…otra vez?

-¿Una indigestión? –sugirió Kinto, pues le parecía convincente.

-Ojalá…aunque sospecho que yo soy la causa -habló, dejando que Okisada descansara la cabeza sobre su hombro mientras contemplaba cómo se Neji bordeaba una calle y desaparecía de su vista.

Se preguntó si su marido pasaría la tarde buscando otra mujer para consolarse. A lo mejor, si encontraba una lo suficientemente atractiva, puede que se mantuviera lejos. Ese pensamiento debería aliviarla, pero había algo que lo impedía. Tan sólo consiguió que se le formara un pequeño nudo en el estómago.

-¿Habéis tenido una pelea? –preguntó Kinto, justo en el momento en que Naruto entró por la puerta corredera de cristal para acompañarlos.

-¿Acaso no la tenemos siempre?

Su hermano se aproximó lentamente, la miró y debió de captar cual era el tema de conversación, porque dijo: si vais a hablar de Neji, será mejor que vuelva por donde he venido.

-No vamos a hablar de nada de eso –le aseguró-, mi marido es lo último de lo que me apetece hablar, quédate.

-Venía a avisar a Kinto de que nuestros padres ya se han enterado de que están aquí. –Se giró y miró al mencionado- será mejor que corras y presentes tus respetos, ya lo conoces, la familia ante todo; y si no vas y dejas que te dé la bienvenida no sé qué catástrofes se sucederán. Tiemblo con solo pensarlo.

Tintin no pudo reprimir una carcajada: es una pena que no se le pueda sobornar con unos vales de ramen, ¿eh?

-¡No! ¡Tú también! ¿Es que no hay nadie que no haya sobornado (o intentado sobornar) a mi hermano?

Naruto se puso colorado y los “invitados” volvieron a reírse.

 Bien…-carraspeó- dejando eso a un lado…Tintin para ya de reírte que me pones nervioso –y hacer el comentario tan sólo sirvió para que se riera con más ganas.- poco te va a durar la sonrisa, ¿adivinas quien confirmó que asistiría a esa recepción?

Tintin se quedó muda.

.Exacto, la ex prometida de tu marido.

.¡Esa lagarta! Como la pille le quito los ojos….

-¡Ey! Contrólate –dijo Tenten mientras tapaba los oídos al bebé- que hay menores delante.

-Cariño, no tienes que venir si no quieres, es a mí a quien han llamado llamar. Puedes poner la excusa de que tienes que cuidar de Okisada. –la besó y se dirigió hacia la casa con Naruto y se pusieran al día.

-¿Y dejar a esa pelantrusca el campo abierto para coquetear con mi apuesto marido? ¡Ni hablar!

Naruto, antes de entrar se volvió y concluyó: entonces, si eso te importa, volveré a las siete en punto a recogeros -y se fue dejando a las dos mujeres solas.

-Bueno Tenten, ¿conoces a una buena niñera para dejar a Okisada mientras estamos en casa de tu padre?

-Sí, yo. No pienso ir a esa fiesta. Hoy no es uno de mis mejores días, me siento cansada. Iré a la biblioteca y me entretendré revisando algún que otro tratado. El trabajo es el trabajo.

-Sola ante el peligro ¿es eso? ¿Realmente me vas a abandonar con “la lagarta” quedándote en casa?

-Sí, intentaré pasar una tarde tranquila -respondió, besando la coronilla del bebé- Okisada me hará compañía, es mejor conversador que Neji.

Su prima se rió y después hizo una mueca al ver como uno de los guantes que Tenten llevaba colgando de un bolsillo, salía despedido como una hoja mientras rodaba por el césped.

Tenten se volvió, colocó a Okisada sobre el regazo de su madre y corrió tras el guante. Tenía que alcanzarlo en unos pocos pasos, pero todo el tiempo se le escabullía y volaba más lejos; finalmente, pudo cogerlo por un extremo justo antes de que el viento volviera a llevárselo fuera de su alcance. Se sentó de nuevo junto a Tintin casi sin aliento.

-Es mejor que te lo pongas -le aconsejó.

-No -dijo sujetándolo fuertemente con ambas manos. La prenda le recordaba dónde había estado poco tiempo antes, y la verdad es que no quería pensar más en esa tienda de telas ni en Sadako. Y sobre todo no quería pensar en la conversación que tuvo con su marido, aunque de marido sólo tuviera el nombre. No quería pensar en lo olvidado ( la mermelada de fresas, la forma en que solía besarla en el cuello, cómo la acorralaba por las esquinas y los besos robados, cómo la hacía reír. El cálido deseo de sus ojos y cuánto daño podía llegar a hacerle) pero no había manera de evitarlo.

-Un hilo se ha soltado –dijo mirando el guante que su prima aún sostenía en el regazo- la tela se ha desquebrajado por uno de los lados. No creo que se pueda arreglar.

-Hay cosas que nunca se pueden arreglar.

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Con la discusión aún caliente entre él y su mujer, Neji se apresuró a salir de la mansión Uzumaki; nada mejor que poner tierra de por medio para dejar que sus temperamentos se enfriasen.

En ocasiones como esta, en la que se encontraba sumamente frustrado e irritado (con Tenten, con el mundo y consigo mismo); nada mejor que descargarse en una buena pelea con el primer idiota que se atreviese a provocarlo o, en su defecto, con un saco gigante de arena de la academia ninja que, junto a sus amigos Shino y Lee, regentaban.

Además, los sábados, la Academia estaba cerrada (al menos de cara a los estudiantes); por lo que tendría todo el equipo a su disposición y nadie que le diese la brasa. Así que con esta idea en mente, anduvo calle tras calle hasta visualizar su objetivo.

Se trataba de un edificio a la antigua usanza, paredes de granito negro en el exterior y de mármol blanco en el interior, amén de algunos cercos de bambú delimitando la parcela. Apenas tenía ventanas, pero se compensaba con la añadidura de múltiples puertas correderas de cristal. La planta tenía forma de hache (H) y el tejado a dos aguas se extendía por cada uno de sus brazos, siendo de tan sólo una en el centro; otorgándole una impresión de fortaleza (no siéndolo). El toque de color lo ponían las tejas moradas y rojas formando un entramado ajedrezado.

Neji se preguntaba qué pensaría su mujer si supiese que dirigía tamaño complejo, probablemente se caería sobre su bonito trasero con la boca abierta y los ojos como platos, decidió. Sonrió ante el pensamiento. Tampoco es que alguna vez le hubiese preguntado por lo que hacía en su tiempo libre, por lo que a ella concernía, se pasaba el día de juerga en juerga bebiendo como un cosaco, en peleas sin sentido o bromeando de estupideces con cualquiera que tuviese el humor para aguantarme….y no es que anduviese muy desencaminada, después de todo, los dos años siguientes a la separación fueron éstas mis mayores aficiones; sin embargo, hacía ya largo tiempo que dejaron de serlo. Cierta noche toqué fondo y desde entonces decidí volcarme en algún proyecto que pudiera aliviar mi maltrecha y maldita vida. ¿Lo había conseguido?

Los pinos de los alrededores hacían sombra en el centro del jardín formando la sombra de una mariposa, y una suave brisa movía a su son la hierba del césped. La visión de ese reducto de naturaleza sirvió para evocar de nuevo una imagen que no dejaba de perseguirlo; la de su mujer alzando al pequeño Okisada en brazos, un niño que no era suyo.

Podía ver a Tenten tan claramente como si la tuviese allí delante, su risa, su fragancia a jazmín, su brillante melena meciéndose suavemente, aquella mirada de ternura,…y le provocó una enorme quemazón interior. Pese a todos sus esfuerzos por tenerla cerca, pese a haber conseguido hacerla reír ocasionalmente, ella no se encontraba más próxima de perdonarlo de lo que el primer día. No había cambiado lo más mínimo con él, seguía siendo la “Diosa de hielo” que lo miraba por encima del hombro como si no fuera más que una viruta de polvo, como a un estorbo. ¿Algo de lo que hacía la afectaba?

Pensó en los padres de Okisada, sentados en un banco del parterre frente a la casa de Naruto, en la forma en que se miraban el uno al otro, en la manera en que sus manos se entrelazaban, cómo Tintin apoyaba la mejilla en el hombro de su marido o cómo éste la arropaba con el brazo libre. Y fue dolorosamente consciente de que jamás tendría algo como lo que aquellas dos personas lograron.

Tenten nunca volvería a observarlo con rayana adoración o con renovado respeto; ya no quedaba dulzura o ternura en sus ojos, no para él. ¡Diantres! ¡Pero si ahora tan sólo se conformaría con que no lo mirase con aborrecimiento!

Neji hizo una mueca burlona, medio de tristeza y medio de ironía. Miró hacia el cielo encapotado y observó como un puñado de aves emprendieron su vuelo; si tan solo….pero tendría que satisfacerse con ello, no le quedaba más remedio.

Después de echar otro vistazo rápido a su alrededor se escabulló hacia el interior de la Academia. Mañana terminaría el plazo de las tres semanas para empezar su convivencia diaria; en el que habría de haber sido su hogar, y no sabía si estaba en punto muerto con Tenten o si había dado un paso hacia atrás, pero de ninguna manera tiraría ahora la toalla.

Lo bueno no estaba más que por empezar…. las cosas entre ellos ya habían ido bastante mal, así que por lógica de ahora en adelante tan sólo podían mejorar ¿no?

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