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martes, 13 de diciembre de 2011

Fanfic NejiTen: Orilla de Lágrimas

Cap. 5: Los disfraces



Tenten contempló su reflejo en el espejo, aún no muy convencida por su elección de disfraz, sin embargo, la modista que estaba tras ella no paraba de elogiarla y hacerle la pelota, obviamente porque le iba a pagar mucho dinero por su trabajo.

-Está preciosa, princesa.

Tenten se miraba y lo que veía en el espejo no le parecía tan “espectacular”, estaba bien, pero ¿preciosa?

Lila que buscaba a su prima para pedirle un obi prestado, alguno que le hiciese juego con el kimono rojo pasión y dorado que se había comprado, irrumpió en la habitación.

Al verla, Tenten le dijo: más que una geisha pareces una emperatriz.

Lila se rió y se acercó hasta ella, se colocó a su espalda, y colocando las manos en los hombros de la morena contempló el disfraz que ésta llevaba puesto desde el reflejo del espejo.

-¡Vaya! Que poderío.

-¿Verdad que sí?-convino la costurera- Un hombre poderoso para el que trabajé una vez, me dijo que podía tener todo el poder del mundo sobre él, porque las mujeres podemos tener mucho poder sobre los hombres si lo ejercen como es debido.

Tenten suspiró y añadió: si eso es cierto dime cómo, me gustaría tener un poco de ese poder ahora mismo.

-¿Cómo vas a llevar el pelo?

-No lo sé, pensaba usar alguna peluca.

Ella sabía de sobra lo que le gustaba a Neji verla con su melena suelta y brillante al sol o a la luz de las velas. Por eso, como protesta, pensaba recogérselo y ocultarlo. Con un poco de suerte ni la reconocía y no se lo encontraría esa noche.

-Si no quieres enseñar el cabello, hay otras formas aparte de usar una peluca.

-Es cierto, puedes empolvártelo con polvo de talco negro y perderá mucho brillo, hay ninjas que utilizan este recurso para pasar desapercibidos en la noche.-Le advirtió Lila.

-Si permite mi opinión, princesa, sería una pena cubrir su cabello con polvo, tiene un color precioso.

Pero Tenten no estaba segura de querer estar “encantadora”, era demasiado peligroso…aunque se le ocurrió una idea muy buena para poner en práctica que seguro a Neji le sacaba de quicio; coquetear con otros hombres. Si aparecía en el baile fabulosa y radiante, por una vez las miradas que concentrase en ella no serían para criticarla o juzgarla, sino que fruto de la envidia y el deseo. Y eso en cierto modo también sería una pequeña venganza contra todas aquellas mujeres que la critican.

¿Cómo se sentirán esas mujeres si concentrase toda la atención de sus parejas o maridos en mí? –se frotó las manos ante la atractiva idea.

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Cuando llegó el sábado, día del evento, Tenten salió de su casa hacia el baile benéfico envuelta en una capa negra y con dos guardias.

Al llegar a la fachada del castillo feudal de su padre, bajó del carruaje con la ayuda de los dos apuestos escoltas que además, también la acompañaron hasta la puerta principal. Tenten entregó la invitación (aunque a ella no le hacía falta, pues todos allí ya la conocían) y pasó entre el gentío sin más, dejando a fuera a sus dos acompañantes personales para cuando se quisiera ir.

Nada más entrar echó un vistazo rápido al salón y contempló los variados atuendos de los presentes, los había pintorescos, como el de monje o fantasma; o más típicos como el de ninja, bruja o ángel.

Había muchísima gente, y la mayoría llevaba antifaz, así que se le hacía difícil reconocerlos a todos. Además, el colorido y la música lo asaltaban a uno allá donde estuviera.

Dejó su capa negra a un lado, entregándosela a Yumi, quien insistió en participar en la celebración como ayudante del servicio en el castillo de su padre. A continuación, Tenten, dio paso tras paso, se ganó las miradas indiscretas de más de uno. Pero no le importó, es más, dio varias vueltas por la zona intentando reconocer a las parejas que bailaban en el centro por sus gestos, movimientos y/o manera de andar.

Estando tan absorta no se dio cuenta de que alguien posa su mano sobre su hombro derecho, ella ladea la cabeza elegantemente y contempla al Kazekage vestido de soldado romano.

-Vaya Gaara, esa coraza te favorece ( y lo demás también).

El pelirrojo llevaba puesto una capa roja sujeta en uno de los extremos de los hombros, una coraza negra que no hacía más que resaltar lo que se escondía bajo ella y unas tiras de picos en granate, sujetas en la cintura dejando a la vista sus bien formadas piernas de atleta.

-Veo que al final te has dejado convencer por mi hermano Naruto, él va de Cesar y tú debes de ser Marco Antonio ¿no?

Gaara: sí, pero es una gran coincidencia que tú vayas de Cleopatra.

-De eso nada, Naruto en cuanto supo de mi disfraz se le antojó el de ir de líder romano ¡y quién más que Julio Cesar! ¿Verdad?

Ambos sonrieron y luego Gaara extendió una mano para un vals.

-¿Qué me dices, ¿bailas? Recuerda que tienes que representar a tu personaje.

-Claro, seré tu Cleopatra, pero espero que bailes tan bien como la última vez.

El pelirrojo se desprendió de la espada y la funda que llevaba sujeta en la cintura, para que al bailar, a Tenten no le diese molestias….golpes.

Todo el mundo se quedó mirando absorto el buen hacer de ambos “líderes”, y poco a poco las demás parejas cesaron sus vals y fueron rodeando a la morena y al ojiazul.

Esto sucedía al tiempo que Neji llegaba al baile, y llegaba tarde porque fue a buscar a su mujer hasta su casa, ¿y qué creéis?, exactamente, Tenten no se molestó siquiera en esperarlo, ella ya se había ido cuando él llegó. Así que tuvo que hacer otro viaje hasta la fiesta, trayendo consigo un accionado malhumor. Ahora estaba hecho una furia por ese “desaire”.

Al principio no distinguía a los bailarines del centro porque había demasiada gente apelotonada allí, pero en cuanto la melodía cesó y la multitud se dispersó, pudo contemplar claramente el porqué. Se acercó a paso lento para no llamar la atención y se apoyó en una esquina, observando detenidamente la escena.

Y al prestar una especial atención a su mujer, notó lo radiante y endemoniadamente atractiva y seductora que estaba; tras verla no era de extrañar que una manada de hombres estuviese en las esquinas acechándola, a la espera del momento de abordarla.

Al volver a posar la vista en Tenten, percibió una gran sonrisa en su rostro, sonrisa que hacía muchísimos años que no veía, sonrisa que no era para él ni tampoco se la había conseguido él. No, de Tenten sólo recibía desdén y resentimiento; así que por el momento no se le aproximó. Quería seguir viéndola reír.

Al menos uno de los dos aún puede sonreír, Tenten disfruta el momento, nada dura demasiado. Y sé que en cuanto te des cuenta de que estoy aquí, esa sonrisa tuya, inmediatamente desaparecerá de tu rostro y volverás a ser la reina de hielo que yo conozco.

La miró y sintió sus pies pegaos al suelo mientras la oía reírse. Era algo que no había escuchado en años, pero todavía le resultaba muy familiar. Ninguna mujer se reía como Tenten, tan bajo y profundo, con ese timbre tan erótico….proveniente de una mujer que parecía un ángel esa sonrisa siempre lo había emocionado. Y todavía lo hacía. Sintió deseos de estallar con una fuerza repentina e inesperada.

Ella vestía sólo una fina tela azul turquesa en un vestido de corte griego que insinuaba todas sus curvas y, sobre esa fina seda azul se encontraba otra, mucho más larga y ancha que dejaba caer al suelo un par de metros de tela formando una cola en color blanco pálido. El blanco siempre había sido un color que le sentaba muy bien y con ese bien escogido disfraz, podía ver con claridad la brillante y pulida piel de su cuello y sus brazos.

El vestido no mostraba cierre alguno, tan sólo un lazo azul cielo detrás de la nuca, lo que indicaba que probablemente si Tenten se giraba, podría ver aquel lunar tan seductor en el final de su desprotegida espalda. Y con tan sólo imaginárselo, Neji estuvo a punto de hacer evidente el “levantamiento” de una de sus extremidades.

Así que inmediatamente miró hacia el suelo, hacia los pies de ella, y pudo ver unos hermosos deditos asomar bajo la tela del vestido. Cuando ella se movió y se apartó del centro de la pista junto con Gaara, pudo ver además de sus deditos, el asomo de una tela dorada que rodeaba sus pies a modo de sandalia, lo que explicaba que bajo su chal de largas capas de tela pudiese notar la sombra de un hilo serpenteante subiendo por sus piernas hasta la rodilla. Y de nuevo la sensación de “acaloramiento” por ese nuevo descubrimiento hizo que brotase en él el deseo de poner sus manos en sus pies e ir subiendo lentamente por sus muslos deshaciéndole las sandalias de nudos y lazos entrelazados para apoderarse después de su suave y dulce piel.

Neji llevaba ya mucho tiempo sin practicar el sexo con alguna mujer, casi 4 meses para ser exactos, y que se sintiese así al verla lo achacó a este hecho. Culpó a su falta de….a su “letargo”. Aunque si quería reconquistar a Tenten era imprescindible que esa noche no se fuese con ninguna otra que no fuese ella. Pero el tenerla tan cerca y a la vez tan lejos, lo mataba. Y ya no sólo en el sentido físico de la “necesidad” que sentía; realmente y aunque le costase admitirlo, en esos 7 años de distanciamiento la echó de menos, muchísimo.

Neji volvió a posar sus ojos en ella, se fijó en el cabello. Tenten lo llevaba suelto, como a él más le gustaba, aunque esa noche además, poseía las añadiduras de unas pequeñas y brillantes piedras de colores haciendo su melena morena mucho más atractiva, si cabe. Su cabello terminaba en pequeños bucles de tirabuzón, dándole un aire muy encantador. En el interior de esos bucles había un poco de polvo azul brillante perfumado que no sólo hacía más que resaltar el especial y cálido color de los ojos de su mujer, sino que el polvo también desprendía una dulce y embriagadora fragancia, un aroma plenamente cautivador que emanaba nada más y nada menos que de su punto débil, ella, su esencia misma. Y aquella mezcla de fragancias que lentamente comenzaron a adueñarse de toda la estancia, no hacía más que recordarle lo doloroso que era que la “puerta” de ella siempre estuviese cerrada para él.

No aguantando más el ver como todos los hombres (casados, viudos o solteros) la miraban con deseo recorriendo todo su cuerpo carnal y cálido con la mirada, se irguió y a modo de aviso para todos ellos y para el que estaba hablando con ella, se acercó hasta su mujer y con un brazo la rodeó por la cintura.

Gaara medio sonrió al notar como Neji se tensaba y sufría un repentino pero disimulado ataque de celos. Supongo que lo descubrió porque él también es de los que son serios y tranquilos por fuera y sabe lo que puede estar pasando por la mente del Hyuga en esos mementos, pero ¿quién puede culparlo?

Como era de esperar, la sonrisa de Tenten se extinguió nada más tocarla y, como ella estaba en sociedad tenía que ser prudente con sus actos y sus palabras, por lo que disimuladamente se escabulló de su agarre y se acercó hasta la oreja de Gaara para comunicarle algo como en secreto, como si lo que le fuese a decir fuese muy importante, una confidencia.

Tenten inclinada sobre el Kazekage: arigato por el baile, hasta que ha llegado “ÉL” me lo he pasado bien. Si ves a Naruto salúdalo de mi parte, seguramente me marche pronto, visto el panorama –ante este último comentario ambos medio sonrieron, algo que no pasó desapercibido por el ojiperla, luego Tenten prosiguió- ven la semana que viene a visitarme, sabes que me aburro mucho, así…podrás tener también una excusa para visitar a mi prima Lila, me parece que le gustas.

Al acabar de hablar y poner algo de distancia, Gaara se sonrojó por el descubrimiento que acababa de tener lugar, pues a él Lila tampoco le desagradaba, es más, tras verla con el Kimono rojo pasión y dorado, fue suficiente para provocar en él una “subida de tensión”.

Tenten le guiñó un ojo en señal cómplice para darle ánimos y su aprobación. Su prima sí se merecía a un hombre decente, un hombre como Dios manda y si la cosa entre ellos salía bien, Gaara también se llevaría a una gran mujer, de ideas claras y grandes expectativas, una mujer dulce y cariñosa que sabrá bien como “atenderlo”.

Y ese guiño cómplice entre la morena y el ojiazul, sirvió para que aumentara la cólera interior del Hyuga, que a pesar de no escuchar la conversación, veía las “confianzas” que esos dos se traían, aunque si dejaba que Tenten se diese cuenta de lo que eso le molestaba, probablemente lo haría siempre, de modo que hizo un esfuerzo por tranquilarse. Cuando aisló su rabia, tiró del brazo de su mujer apartándola del resto de la gente y de Gaara, tiró de ella hasta llegar a un punto ciego del salón.

-¿Te pasa algo?- preguntó irritada y con desgana mientras se veía arrastrada.

-¿Cómo se te ocurrió venir tan tentadora, Tenten?... ¿es qué no ves cómo todos los hombres de la sala te están haciendo el amor con los ojos? –mientras decía esto fulminaba con la mirada a más de uno.

-Eso pretendo.

-¿Con qué fin?

-Conseguir a un buen amante, por supuesto, así tendrás una excusa perfecta para el divorcio y me dejarás tranquila.

-Yo soy un buen amante.

Tenten con la mirada triste: sí, de eso no me cabe duda –y mientras decía eso posaba la vista sobre Ino Yamanaka y Haku, dos de sus antiguas amantes que tuvo que invitar a la fuerza por ser la prima y la hija (respectivamente) de dos señores feudales.

Neji sintió la necesidad de abrazarla, pero al ver como el cuerpo de Tenten se encogía si intentaba acercarse, desistió en su idea.

-Mañana te llevaré a mi casa, la que está al sur de este maldito feudo.

-¿Para qué?

-Tranquila, no es necesario que pongas esa cara de susto, no voy a raptarte. Sólo quiero que le eches un vistazo y si al final de estas tres semanas la eliges para que sea en la que nos quedemos a vivir, te gustará hacerle algunos cambios.

-Lo dudo

-Puedes gastarte todo lo que quieras, mi patrimonio de Konoha está dando buenos beneficios, así que derrocha cuanto quieras.

Ella odiaba que fuera tan razonable. Eso le hacía tener el estúpido sentimiento de que ella debía serlo también, y no quería ser razonable, no con él.

-Arigato por tu oferta de redecorar la casa –dijo con absoluta falsedad- pero creo que es una tontería.

-No sé por qué no estás más contenta.

-¿Contenta?

-Sí, te encanta redecorar, siempre te ha gustado, y además, es la excusa perfecta para ir de compras a mi costa. Con una oferta de este tipo, cualquier esposa estaría saltando de alegría y cubriendo de besos a su marido.

-Ya te gustaría –dijo cruzándose de brazos.

-Sí, vivo sólo para ese día. Pero claro, cuando llegue, seguramente me dé un colapso y la palme al instante. Entonces te apenará no haberme cubierto de besos mucho antes.

No me atormentes, tan sólo vete.

-Anda, vamos, te llevaré a casa –dijo en tono suave.

Ella no contestó nada, sólo caminaba un par de pasos por detrás de él, pensando en que realmente, ya no tenía escapatoria. Pensar en que Neji se cansaría y se iría no sería lo que iba a ocurrir; el Hyuga tenía toda la intención de llevar a cabo sus propósitos y no se detendría ante nada. Y ella lo sabía, lo sabía. No le quedaban más salidas y el tiempo ya comenzó a correr en su contra.

Ahora, mientras el carruaje los llevaba a su casa, el único sonido que se oía era el de la lluvia contra el techo de cuero. Tenten mantenía un desprecio distante, intocable, que se había convertido en una de sus características con el paso del tiempo, la diosa de hielo que él tanto odiaba. Siempre acababa metiendo el dedo en la llaga y sacaba su lado más sarcástico e hiriente, y ese desprecio era muy impropio de la joven sonriente y divertida con la que él se había casado. Aquella joven le había dado algunos de los mejores placeres de su vida, pero ya no era más que un recuerdo borroso para él. Odiaba a esa “reina de hielo” en la que se había convertido, sobre todo porque sabía que en parte, él era el culpable de esa transformación.

Neji estudiaba a Tenten mientras ella miraba por la ventana, negándose incluso a mirarlo y sintió un gran vacío. Había perdido algo valioso cuando aquella joven desapareció 7 años atrás, algo bello y frágil, algo que ya no podría volver a recuperar.

Ahora Neji no sabía si podría ser lo suficientemente encantador y gracioso como para conquistarla de nuevo.

Él lo único que quería era una tregua, una mujer apasionada y un hijo…pero parecían algo tal lejano…

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